La humedad es conocida por la mayoría de nosotros como un problema, especialmente en una casa. Sin embargo, debemos entender que la humedad no siempre se refiere únicamente a condiciones de humedad, sino que más bien se refiere a la presencia de una gran cantidad de humedad, ya sea del exterior o del interior del edificio. En pocas palabras, la humedad denota un exceso de humedad en el ambiente y esta puede causar daños en los cimientos y en la estructura del edificio, e incluso propagar el moho y, por tanto, dar lugar a esporas de moho que son perjudiciales para el ser humano.
Cuando el tiempo en el exterior es húmedo, se debe principalmente a que el aire que nos rodea tiene una humedad relativa (HR) elevada. Esto ocurre cuando la cantidad de humedad en la zona es muy cercana al 100%. Un exceso de humedad en nuestras casas puede provocar pequeños problemas como la condensación y el moho, o problemas mayores como la putrefacción de la madera. Mucha gente desconoce los muchos tipos de humedad que existen.
Las personas han vivido en condiciones de humedad desde que tiene uso de razón. Los humanos prefieren vivir en viviendas áridas y calurosas, pero eso no ha impedido aprovechar las zonas más húmedas de la Tierra. La historia del desarrollo humano coincide con un periodo de temperaturas medias mucho más bajas en el planeta; esto se debe a que nos hemos vuelto más eficientes a la hora de regular nuestra temperatura corporal mediante la construcción avanzada de ropa y refugios. Pero donde hay agua, habrá algún nivel de condensación, nos guste o no. Por ello, la humedad causa problemas a todos aquellos cuya casa se ve afectada por niveles persistentes de humedad. Puede provocar la formación de moho y ácaros (ambos peligrosos para nuestra salud) y destruir potencialmente la propiedad.
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